Víctima de grave accidente clama justicia mientras su esposa sigue hospitalizada

Violenta colisión ocurrida en Natales el 19 de septiembre

De un momento a otro la vida de la familia Aspelgreen-Aguilar experimentó un vuelco a partir de un violento accidente ocurrido el 19 de septiembre. Esa noche regresaban en auto tranquilamente a su hogar en Puerto Natales. Pero la imprudencia de un chofer que manejaba en estado de ebriedad y a exceso de velocidad un Hyundai Accent, año 1996, los chocó violentamente.

El vehículo que manejaba Claudio Aspelgreen Sánchez fue alcanzado en la parte trasera, donde iba su hijito de apenas 3 años de edad, sentado en su silla de seguridad. Esta se movió un poco, “pero fue el cinturón de seguridad lo que impidió que mi hijo saliera volando”, declaró ayer a La Prensa Austral el mismo jefe de familia.

Sin importar el accidente que había provocado, Gerardo Patricio Pinda Segovia huyó a pie, sin prestar ayuda a las víctimas y menos dio cuenta a la autoridad. Una obligación legal que tiene todo conductor.

Un hombre que pasaba por el lugar, testigo de los hechos, al ver que el conductor que provocó el accidente estaba ebrio, trató de retenerlo a un costado del vehículo y entregarlo a Carabineros. Pero en un momento de descuido se le escapó. Claro que logró entregar las características físicas y ropa que vestía.

En el auto la policía encontró una pista que los llevó al chofer: una carpeta con muchos documentos. En todos se repetía el nombre Gerardo Pinda.

La dinámica de la colisión la registró una cámara de seguridad de un radiotaxi cercano. La imagen que se viralizó capta el momento exacto cuando el station wagon donde viajaba la familia es colisionado.

“Yo calculo que venía a unos 80 kilómetros por hora. Porque vi las luces a lo lejos y en segundos lo tenía encima”, señaló Aspelgreen, al recordar el accidente ocurrido en Eusebio Lillo con Santiago Bueras.

El station wagon recibió el impacto en la rueda trasera izquierda, realizando un giro total y terminó sobre una plazoleta del lugar.

El autor fue captado haciendo una llamada por celular. De seguro pidiendo apoyo porque fue recogido por un automóvil de color rojo.

Con los antecedentes recogidos, Carabineros detuvo al chofer ebrio a las 22,15 horas de ese martes 19 de septiembre.

Una fecha que marca un antes y un después para esta familia, víctima del accidente. Integrada por Mirtzha Aguilar Barría, educadora de párvulos, quien se encuentra internada en el Hospital Cínico de Magallanes. El hijo, Ignacio, de apenas tres años de edad, que afortunadamente fue dado de alta de la Unidad de Pediatría. Y el esposo y padre.

Jueza

La jueza Marianela Chacur Benítez, juez titular de Juzgado de Letras y Garantía de Natales, decretó la prisión para Gerardo Pinda Segovia, el 20 de septiembre, cuando compareció a audiencia de control de detención.

En su resolución reiteró lo expresado en todas las audiencias por conducción en estado de ebriedad, de que la Ley de Tránsito es una de las más conocidas. Y que previo a las Fiestas Patrias se realizaron campañas preventivas, justamente para evitar accidentes.

“Nunca se le ha negado a las personas que beban, pero lo que no deben hacer es conducir porque es exactamente lo mismo que una persona porte un arma, apunte a una persona y dispare”.

Esto no sólo afecta la integridad de la persona que genera el accidente, sino que lamentablemente a toda una familia, considerando que tres personas fueron heridas.

Además la magistrada dijo que el chofer incumplió la obligación de dar cuenta del accidente, “huyendo del lugar de forma muy cobarde”. Una actitud que calificó de “irresponsable, riesgosa, contumaz, de una persona en estado de ebriedad, conociendo o no pudiendo menos que conocer la Ley de Tránsito”

Días después, el 28 de septiembre, la Corte de Apelaciones confirmó la prisión ordenada por la jueza del tribunal natalino.

El cinturón de seguridad salvó la vida a su pequeño hijo

“Yo calculé que el impacto fue sobre los 80 kilómetros por hora, por el golpe que sentimos, aunque había gente que decía que la velocidad fue mayor”, admitió Claudio Aspelgreen.

Esto vino precedido de un fuerte y ensordecedor ruido, por la rotura de vidrios.

“Mi hijo (de 3 años) iba atrás, en la silla, se golpeó en la cabeza y ahí cumplió su función el cinturón de seguridad porque sino sale volando por el vidrio”.

Sobre su esposa, Mirthza, dijo que continúa internada en el Hospital Clínico de Magallanes. Tiene para un tiempo más, porque deben instalarle un halo cervical (es un soporte de metal que rodea y se conecta al cráneo). “Lamentablemente no había en Punta Arenas de su medida y lo tuvieron que mandar a pedir a Santiago y aún no llega. Pero está solicitado”.

El accidente les trastocó la vida familiar. Como tal tenían diferentes planes que por ahora quedaron truncos. Lo mismo en el plano laboral.

Porque se tuvo que venir a vivir a Punta Arenas, para estar cerca del cuidado de su esposa y del hijo, que como cosa natural extraña a la mamá.

“Esto me obligó a trasladarme a Punta Arenas, hasta que termine el proceso. Una vez que le instalen el halo cervical estamos hablando de un mínimo de seis semanas para que termine el proceso. Y de ahí viene toda la rehabilitación”.

Sobre el accidente mismo, señaló que espera que se haga justicia. Los manejos en estado de ebriedad son un problema frecuente en la región. “En Natales, uno a partir de las diez y media de la noche empieza a escuchar ruido de vehículos que andan corriendo”.

Por lo mismo en días festivos casi no salen, justamente por precaución. Y el 19 de septiembre volvían tranquilamente a casa, pero jamás imaginaron lo que sucedería.

“Esperamos que se tome conciencia sobre lo que está ocurriendo y ojalá se instalen semáforos, en lugares donde hacen mucha falta. El parque vehicular es muy grande para una localidad tan pequeña”.

FUENTE: LA PRENSA AUSTRAL.

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