Una carta enviada a este diario alertó sobre la ola de despidos que sacude al Instituto Don Bosco, luego de que en los últimos días la nueva administración, a cargo de la rectora Judith Alvarez Echeverría, profesora de matemáticas (laica) y Pedro Carrera Reyes, sacerdote salesiano, director representante legal del colegio, decretara la desvinculación de 25 funcionarios, de una planilla de 65 profesores y 66 asistentes de la educación.
“Quienes llegaron desde Santiago con una mirada de Holding empresarial a dirigir al Instituto Don Bosco, implantaron el terror laboral a lo largo de este año académico, donde las primeras víctimas de esta dirección fueron 6 estudiantes a los cuales se les cambió la modalidad de estudio, enviándolos a finalizar el año escolar desde su casa, asistiendo sólo a rendir evaluaciones al colegio, con caducación de matrícula para el año 2024, sin importar el legado de Don Bosco, del que tanto pregonan”, señala la misiva enviada a La Prensa Austral por una de las funcionarias desvinculadas.
Añade que a dos días de la celebración de Navidad 25 trabajadoras y trabajadores se quedan sin sus fuentes laborales, mediante despidos injustificados, sin realizar ninguna evaluación de desempeño durante el año, sin información clara y con conceptos arbitrarios de reorganización de los equipos, se despidieron a funcionarios a dedo, pese a que el día 21 de diciembre los trabajadores celebraron una fiesta de Navidad con sus hijos e hijas y sus familias.
“Malas prácticas, miedo y dictadura se vivenció en toda la comunidad del Instituto Don Bosco durante el año 2023, donde la dirección del colegio intentó cambiar las funciones de algunos profesionales las cuales no correspondían, generando conflictos de roles y el menoscabo laboral en relación al contrato mantenido con la institución, posteriormente se les quitó la validación profesional aislando a algunos equipos que no eran de su agrado, sólo por alzar la voz y defender sus derechos laborales fundamentales”, se expone en la carta.
Según se plantea, la tónica era, “solicitar trabajos con escaso tiempo para cumplir, dividir a los equipos, enviar correos sábados o domingos solicitando cosas para el día siguiente, incluso llegando al extremo de no entregar claridad en la información y obligar a los trabajadores a cumplir horario en el colegio cuando la Secreduc había autorizado la no realización de clases por dificultades climáticas, esto ocurrido en el mes de agosto 2023”.
Intimidación
Se menciona la realización de ‘invitaciones’ a corridas familiares, procesiones, festivales, fuera del horario laboral, sin embargo, “siempre hay alguien vigilando quien llega y comunicándole a la rectora, en otras ocasiones hay un listado para los funcionarios que asisten puedan registrarse, estas prácticas generan intimidación de parte de la dirección del establecimiento educacional, a lo cual de manera implícita los trabajadores más antiguos, cuentan que nunca se ha podido levantar un sindicato a favor de los y las trabajadoras porque a quien ejecute dicha idea a fin de año es despedido/a”.
Frente a la aplicación interna de la encuesta Suseso (Evaluación de riesgos psicosociales en el trabajo), instrumento que se contesta de manera anónima permitiendo identificar y medir aquellos factores derivados de la organización del trabajo que constituyen un riesgo para la salud, se sostiene que “la rectora en conjunto con la prevencionista del colegio, generaron distintas reuniones con los y las funcionarias de distintos estamentos, donde cuestionaron las respuestas realizadas, La rectora al revisar el ítem de liderazgo amedrentó al personal verbalizando ¿tienen miedo a ser despedidos, tienen miedo?, aquí no hay nadie agresivo, las personas que serán despedidas ya saben que se van porque sus coordinadores ya le dijeron en qué debían mejorar, no obstante, pese a las palabras de la rectora el de funcionarias y funcionarios afectados con los despidos a ninguno se le realizó una evaluación de desempeño durante este año”.
La carta concluye indicando que “lamentablemente se perdió el legado humanitario que tenía el Instituto Don Bosco en años anteriores en donde no todo era perfecto, pero no había autoritarismo, persecución laboral ni prácticas amenazantes, otro dato importante es que de todos los despidos este año en el Instituto Don Bosco fueron 2 hombres y 23 mujeres, donde también se visualizan prácticas machistas, patriarcales, poco empáticas y amedrentadoras, pese a que la rectoría la desempeña una mujer”.
Desvinculados y miedo
Otros antecedentes aportados a este medio por una de las personas desvinculadas, dan cuenta que el funcionario más antiguo despedido, había completado 13 años de servicio. “Otros llevábamos 10, 8, 7, 5 y 3 años, de los cuales nunca hubo una queja o un aviso previo de mal desempeño”. Entre ellos, se encuentran profesores de educación básica, media, educadoras diferenciales, técnicos en educación especial, educadoras de párvulos, orientadoras, psicólogas y técnico en enfermería. “Desarmaron el equipo de apoyo que eran las duplas psicosociales del colegio, por necesidades de la empresa”, advierte.
Consultada por qué escogió la opción de mantener en reserva su identidad, respondió que sucede que “el miedo es grande entre todas y todos”. Añade que “el miedo de los colegas radica en que por ejemplo esta ciudad es chica y si reclamamos nos tachan de problemáticos, y hasta nos podían demandar por difamación. Es impresionante cómo el miedo nos ha acompañado este año 2023 y sigue estando ahí, posterior a la desvinculación. Hay mucha gente que este año tuvo licencia por salud mental, estrés laboral”.
A mediados de octubre de 2022, el fallecimiento del director del Instituto Don Bosco, Luis Velásquez Aguila, golpeó fuertemente a la comunidad educativa. “Don Luis era una persona pacífica, humanitaria, que siempre estuvo al servicio de los estudiantes, tuvo un rol muy social en el colegio, conocía a los estudiantes y sus problemáticas, estaba atento a las necesidades, era un jefe donde podías acudir si tenías alguna duda, algún roce con un colega, si te equivocabas, ayudaba a buscar soluciones, era un jefe presente, si tenías un familiar cercano enfermo, te daba permiso el tiempo que necesitaras, siempre estaba la posibilidad del diálogo respetuoso y fraterno. Es una figura a la cual se le ha extrañado profundamente”.
En cambio este año, subraya nuestra entrevistada, “con la llegada de la nueva administración, tuvimos un director que prometió en marzo de 2023 que no habría cambios, que no habría despidos sin una evaluación previa, lo cual no existió, no se realizaron evaluaciones de cómo se ejecutaban los roles, y comenzaron los cambios, uno tras otros, inclusive el Centro de Padres también tuvo conflictos con la rectora. Por ejemplo estaba prohibido por Inspectoría que los estudiantes usen el celular en las clases y ella les cargaba los celulares en su oficina”.
FUENTE: LA PRENSA AUSTRAL.