Un conmovedor mensaje circuló este fin de semana en redes sociales, dando cuenta del profundo y desconocido drama que sufre una familia, y que podría estar repitiéndose en diferentes lugares de Punta Arenas, con la proliferación de vehículos con roncadores que rompen la tranquilidad con su estridente sonido, potenciado durante la noche. Si para un adulto puede llegar a ser molesto ¿cómo será para una pequeña niña en el espectro autista?
Sólo 8 años tiene la hija de Annita, a quien antes de los dos años le fue diagnosticada su condición en el ámbito no verbal. “Desde entonces nuestra vida ha sido un ir y venir de terapias, escuela y médicos”. Desde los tres años, además, la pequeña padece de insomnio, vinculado al mismo diagnóstico.
El calvario de esta familia se agudizó hace unos meses, y reconoce la madre que “se ha vuelto insostenible”, ya que las crisis de su pequeña se han agudizado por la falta de sueño y el día a día se ha visto seriamente afectada.
Lo anterior, debido al ir y venir por la avenida de vehículos extremadamente ruidosos a los que se les instalan “roncadores”, perturbando la paz del sector cada noche.
Sólo 8 años tiene la hija de Annita, a quien antes de los dos años le fue diagnosticada su condición en el ámbito no verbal. “Desde entonces nuestra vida ha sido un ir y venir de terapias, escuela y médicos”. Desde los tres años, además, la pequeña padece de insomnio, vinculado al mismo diagnóstico.
El calvario de esta familia se agudizó hace unos meses, y reconoce la madre que “se ha vuelto insostenible”, ya que las crisis de su pequeña se han agudizado por la falta de sueño y el día a día se ha visto seriamente afectada.
Lo anterior, debido al ir y venir por la avenida de vehículos extremadamente ruidosos a los que se les instalan “roncadores”, perturbando la paz del sector cada noche.
Se cuestiona la angustiada madre “¿queda algo de humanidad en esta ciudad? Nos sentimos orgullosos de las Jornadas (por la rehabilitación), nos vanagloriamos de ser muy generosos, pero cuando se tratar de ponerse en el lugar de otro no sentimos una pizca de humanidad”, lamentó.
Finalmente, recuerda el fatídico accidente ocurrido hace algunos meses en la Costanera 21 de Mayo en que un joven padre perdió murió tras ser colisionado por un conductor bajo los efectos del alcohol. “Pasa por mi cabeza la vida del joven que falleció al frente del Centro Cultural, que sufrió el infortunio de toparse con dos de estos personajes, y sólo pienso en qué pasará si algún día mi Agustina encuentra el portón de mi casa abierto. Ella no mide el peligro. Entonces ¿está condenada a sufrir la misma suerte? Si yo pudiera hacer más, no duden en que ya lo hubiera hecho”, concluye su carta abierta.