Desde que el Instituto Antártico Chileno trasladó sus oficinas a Magallanes en 2003, se ha convertido en un símbolo del vínculo entre Chile y la Antártida. No obstante, en tiempos recientes, esta institución ha perdido relevancia. La dirección ha estado a cargo de una persona con conductas éticamente cuestionables, asunto que ha llegado hasta los tribunales. Además, las subdirecciones técnicas y administrativas han sido ocupadas por personal que ha demostrado falta de eficiencia profesional y administrativa. De acuerdo con la Contraloría General de la República, estos funcionarios no han cumplido con sus obligaciones de desempeño durante dos años, lo que ha llevado a una reducción de sus sueldos mensuales.
El parlamentario manifestó que “se está realizando un concurso público para el puesto de director del instituto, pero con una disminución de los requisitos académicos. Esto no solo va en contra del prestigio que debería tener la institución, sino que también parece estar diseñado a medida para el actual director interino, quien ha sido sancionado por la Contraloría. Según los antecedentes presentados, es claro que la permanencia de la subdirectora administrativa y del subdirector técnico, quien además pretende convertirse en director del INACh, constituye un riesgo para el futuro del instituto”.
