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Alumno de primero básico, con trastorno del espectro autista, estuvo desaparecido alrededor de media hora, hasta que llegó solo a su casa.
El lunes 22 de septiembre, Camila Maldonado vivió una de las experiencias más angustiantes para cualquier madre: su hijo, de 7 años, que cursa primero básico y diagnosticado con autismo, desapareció del colegio. Eran las 15,17 horas cuando ella recibió una llamada de la inspectora de la Escuela 18 de Septiembre, informándole que su hijo se había retirado y que lo estaban buscando. Lo que siguió después fue una serie de eventos que dejaron a la mamá no sólo con una profunda preocupación por la seguridad de su hijo, sino también con una sensación de desprotección por parte de las instituciones competentes.
Minutos después de la llamada, se preparó para salir a buscar a su hijo, pero para alivio de ella, su hijo apareció en la puerta de su casa completamente mojado y en polera. Era uno de esos días de frío, lluvia y nieve. El trayecto a pie desde el colegio hasta su domicilio toma alrededor de 20 ó 30 minutos. Esto levantó serias dudas en Camila sobre cómo un niño tan pequeño pudo hacer el recorrido solo en tan poco tiempo.
Según lo que pudo contar su hijo, un chico con mochila, lo acompañó hasta su casa, pero las cámaras de seguridad del vecindario, instaladas recientemente, no captaron la presencia de nadie más junto a él. Este detalle dejó a la madre con una incógnita que probablemente nunca podrá resolver del todo: ¿quién fue la persona que ayudó a su hijo?
A pesar de su alivio inicial al ver que su hijo estaba a salvo, las preocupaciones no hicieron más que aumentar. Inmediatamente se dirigió hasta la comisaría del barrio 18 de Septiembre para interponer una denuncia, esperando que las autoridades tomaran cartas en el asunto. Sin embargo, en el cuartel policial le restaron importancia al hecho. Le aconsejaron no preocuparse, asegurándole que su hijo no presentaba lesiones visibles y que lo mejor sería resolver el asunto con el colegio de manera amistosa.
Esta respuesta fue insuficiente para Camila, quien llevó a su hijo a constatar posibles lesiones, aunque fuera de manera preventiva. Sin embargo, el hospital estaba colapsado y, al no contar con el acompañamiento de Carabineros, no pudo acceder de manera rápida a la atención. Esto la dejó sumida en una profunda frustración, pues siente que el sistema no respondió ante una situación que considera muy grave.
El miércoles 24 de septiembre, fue citada a una reunión en el colegio. Durante el encuentro, esperaba obtener respuestas claras sobre cómo su hijo había logrado salir sin que nadie lo detuviera, sobre todo porque se supone que hay portero y qué medidas se tomarían para evitar que algo similar volviera a ocurrir. Sin embargo, la reunión no cumplió con sus expectativas. Según relató, durante la reunión se mencionó que la responsabilidad recaía en un auxiliar de aseo que habría abierto la puerta para limpiar y en el estudiante que se escapó. En ningún momento se ofrecieron disculpas, ni se le plantearon soluciones claras para mejorar la seguridad del colegio. Esta falta de respuesta dejó a Camila profundamente decepcionada, por la falta de seguridad.
La situación llevó a la mamá a presentar una denuncia formal ante la Superintendencia de Educación. Aunque agradece que su denuncia haya sido recibida, le preocupa que el proceso para obtener una respuesta pueda demorar varios días hábiles. “Necesito una solución ahora, no dentro de semanas”, enfatiza, señalando que el año escolar está a punto de finalizar y que no puede permitirse esperar demasiado tiempo para que se tomen medidas.
“No me da confianza mandarlo de nuevo al colegio”, comenta con evidente preocupación, ante el hecho de que su hijo haya logrado salir sin ser detenido y que ninguna autoridad se haya responsabilizado o le dé la seriedad que tiene el asunto.
La Prensa Austral consultó al colegio una versión sobre esta denuncia, desde donde se señaló que hoy habría un pronunciamiento.