Flota pesquera internacional debería pasar del océano Pacífico al Atlántico por el estrecho de Magallanes

Se trata de naves de diversas banderas que vienen desde Asia Oriental a pescar frente a las costas de Ecuador, Perú y Chile y que en fecha próxima comenzarán a navegar hacia el océano Atlántico y deberán cruzar por aguas jurisdiccionales chilenas.

La presencia de embarcaciones chinas pescando en América del Sur no es una novedad para la directora de Oceana Chile, Liesbeth van der Meer, quien subraya que esto se repite anualmente. “Hemos visto en años anteriores cómo cientos de estos barcos se han ubicado justo en el límite de los parques marinos de Juan Fernández y Nazca Desventuradas, en donde la Armada de Chile se ha encargado de monitorear y mantener dichas embarcaciones fuera de nuestra Zona Económica Exclusiva”, afirma van der Meer y agrega que “estamos siguiendo con atención el trayecto y comportamiento de la flota china que se dirige a esta parte del mundo, y que tiene como objetivo capturar jibia o cualquier otra especie de importancia comercial, con una capacidad de pesca gigantesca”.

La Asociación de Industriales Pesqueros (Asipes) de la zona centro-sur manifestó su preocupación por la presencia de una enorme flota extranjera pescando en aguas internacionales y que avanza hacia nuestro país en busca de recursos pesqueros. La presidenta del gremio, Macarena Cepeda Godoy, subrayó que los gobiernos de Ecuador y Perú han alertado internacionalmente de capturas a gran escala por barcos factorías y que ahora, producto del cambio de temporada, se trasladarán hacia el Atlántico por el estrecho de Magallanes, cruzando aguas jurisdiccionales chilenas.

“Nuestra preocupación es económica y estratégica desde el punto de vista de la seguridad alimentaria nacional. Los recursos pesqueros chilenos, como el jurel, se han restablecido totalmente producto de las medidas de administración implementadas por la legislación, las autoridades, y respetadas por las empresas y cada uno de los actores nacionales que participan de esta pesquería, lo que ha significado la certificación MSC (Marine Stewardship Council) del jurel y esa recuperación de las biomasas disponibles en el mar hoy son muy atractivas para estas flotas que persiguen recursos por todos los océanos del mundo. No podemos permitir que estas flotas extranjeras pongan en riesgo o destruyan el trabajo de años por recuperar responsable y sustentablemente los recursos en Chile”, adujo Macarena Cepeda.
La presidenta de la Asipes dijo también que no hay que perder de vista que Chile dejó de pescar jibia producto de la ley aprobada el año pasado y ese recurso sigue en el agua en grandes cantidades. “Chile renunció a la pesca industrial del calamar gigante o jibia lo que aparte de haber significado la pérdida de 2 mil empleos para nuestro sector, les ha abierto el apetito a las flotas internacionales para hacerse de esos recursos disponibles”, aseveró.

La Asociación de Industriales Pesqueros de la zona centro-sur expresó su confianza en el trabajo de la Dirección General del Territorio Marítimo y de Marina Mercante (Directemar) de la Armada de Chile e hizo un llamado a la Cancillería a tomar cartas en el asunto y dotar de mayores recursos a los organismos fiscalizadores a fin de evitar cualquier tipo de inconveniente.

La timonel de la Asipes argumentó que la recuperación de los recursos pesqueros chilenos entrega trabajo y desarrollo económico, pero también seguridad alimentaria al país, por lo que esta tarea de vigilancia es fundamental. Por esto, Macarena Cepeda destacó que la pesca industrial de la macrozona centro-sur de Chile se encuentra operando con dinamismo, por lo que ninguna empresa socia se ha acogido a la Ley de Protección del Empleo. “Se han hecho todos los esfuerzos necesarios para proteger a las más de 6 mil 500 personas, la mitad de ellas mujeres y jefas de hogar, y así evitar un colapso del empleo en regiones muy afectadas, como lo es la del Biobío”, afirmó.

“Este escenario productivo global le permite a Blumar, Pacificblu, Camanchaca, FoodCorp y Landes, que operan en la macrozona centro-sur, destinar el 75% de sus capturas a consumo humano directo (congelados, conservas, apanados y otros) y ser el soporte laboral de miles de familias que viven al alero de la pesca industrial”, concluyó Macarena Cepeda.

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